Porque no es el texto. Eres tú.
Puedes leer el libro más revelador, la frase más potente, la historia más inspiradora. Puedes subrayar con entusiasmo, compartirlo con otros, incluso llorar mientras lo lees. Pero si no estás dispuesto, nada de eso te va a transformar.
Porque no es el texto. Eres tú.
Un libro no tiene el poder de cambiar tu vida si no lo dejas entrar. Un escrito puede tocar la puerta de tu conciencia, pero no va a forzarla. Puede sembrar una semilla, pero eres tú quien decide si la riegas o la olvidas.
Las palabras solo son herramientas, pero el verdadero cambio viene de tu disposición interna. De cuán abierto estás a cuestionarte, a dejar de defender tus excusas, a mirar con honestidad lo que duele o incomoda.
Leer no es suficiente. Entender no es suficiente. Incluso emocionarse no es suficiente.
La transformación comienza cuando dejas de esperar que el libro te cambie, y te haces responsable de cómo lo recibes. Cuando dejas de buscar fórmulas mágicas y te atreves a aplicar lo que resuena, a vivir lo que comprendes, a confrontar lo que resistes.
La palabra puede ser un espejo, una linterna, un puente. Pero cruzarlo, mirarte, iluminar tu oscuridad... eso es tuyo.
No busques que un texto te salve. Busca estar listo para dejarte tocar por él.
Escrito
propio L.C 2025
Para
Dualidad: un proyecto que emerge desde mi propia carencia, transformando la
ausencia en aprendizaje y guiándote en la construcción de tu verdadera riqueza
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