La gran mentira que nos atormenta
Nos han repetido tantas veces que para vivir en paz “hay que perdonar” y “sanar las heridas”, que terminamos creyendo que si no lo hacemos estamos rotos, incompletos o atados al pasado. Pero, ¿y si esa es una gran mentira? ¿Y si perdonar no es obligatorio? ¿Y si sanar no significa borrar lo que pasó, sino aprender a convivir con ello? Quizás la verdadera libertad no está en absolver a quienes nos lastimaron, sino en dejar de cargarnos con exigencias que no nos corresponden. Hay heridas que nunca cierran, y no por eso dejamos de vivir. Hay dolores que no se olvidan, y aun así aprendemos a reír, a amar, a seguir. Entonces, ¿realmente necesitamos perdonar para avanzar? ¿De verdad tenemos que sanar como otros esperan para ser “fuertes”? Tal vez la respuesta no sea cumplir con lo que nos impusieron, sino atrevernos a preguntarnos: ¿qué es paz para mí? ¿qué necesito yo, no los demás, para seguir caminando?